Blaverismo y València C.F. en los años 80 del s. XXHemos encontrado un testimonio precios que demuestra muy claramente la conexión entre blaverismo y València C.F. Corresponde a un extracto del libro “La Pesta Blava”, de Vicent Bello (València. Tres i Quatre. 1988. Pp. 121-9). Aunque esté centrado en los años 80, nos ofrece valiosas claves de la conexión de la que hablamos en esta web entre València C.F. y blaverismo: El compromiso del València C.F. con la política de reacción blavera, producido de la mano de José Ramos Costa (presidente desde 1975 hasta 1983) y particularmente desde la temporada 1978-79, exacerbó de manera intencional los aspectos más alienantes del fútbol como espectáculo de masas. Disfrazando el equipo con la bandera de la ciudad de València -que las fuerzas cosnservadoras pugnaban por imponer frente a la bandera histórica común a todo el reino y a la Corona de Aragón- se trataba de manipular el deporte para producir un efecto de propaganda simbólica impactante y mitificadora. Se estimuló un patrioterismo aldeanista que trataba de convertir el fútbol en una causa colectiva. La política de exaltación emocional también iba dirigida, entre otras metas, a desdibujar una ineficacia de gestión que se traducía en un endeudamiento progresivo y en mediocres resultados deportivos. En el diario Las Provincias, 18-12-1987 p. 73, se puede leer sobre el período Ramos Costa: “Alberto Toldrá (intermediario), en el transcurso de la entrevista se mantuvo muy enérgico cuando se hizo referencia a la posibilidad de que, en cierta etapa del Valencia, se forrase junto a Ramos Costa y Pasieguito como consecuencia de los traspasos realizados: «Eso lo decían cuatro payasos impresentables»”. Los vínculos del València C.F. con una UCD que dirigía políticamente los diferentes resortes del chovinismo blavero los insinúa involuntariamente Salvador Gomar, gerente del València C.F. en la época comentada, con las siguientes palabras: “El señor Tuzón (presidente entonces del València C.F.) no tiene relaciones con Felipe González, que yo sepa. En cambio Ramos Costa sí las tenía con Suárez. Suárez en aquellos tiempos le dio alguna ayuda al Valencia a fondo perdido...De todos modos soy partidario de aprovecharse de la política siempre que sea en beneficio del Valencia”. (Levante, 9-8-1987. P. 33). Lo que comenzó Ramos Costa lo remató V. Tormo, y finalmente el equipo consiguió bajar a segunda división al final de la temporada 85-86, esforzada meta que sólo se había conseguido muy pocas veces. El equipo en segunda división, una deuda acumulada de 1.800 millones de pesetas y una rutilante peña ultraderechista denominada Yomus era el balance de casi 10 años de una más que discutible gestión, que se escudaba en la bandera de la reacción patriotera. La directiva de Tuzón [presidente del València en el año de la escritura de este libro, 1987] deberá corregir, parcialmente, los excesos de sus predecesores. (...) Los antecedentes de los Yomus son las movilizaciones y los disturbios ocasionados por las huestes blaveras ?particularmente por el GAV? cada vez que el Barcelona jugaba en Mestalla. A partir de la temporada 84-85 el grup ultraderechista Yomus ya aparece como fenómeno consolidado. Adolescentes de las mejores familias burguesas, lúmpens de arrabal, neonazis ideologizados y chicos de origen popular son sus integrantes en un abanico de edades mayoritariamente situado entre los 12 y los 20 años. Más que de ideología se debe de hablar de impulsos primarios, entre los que, dos destacan de manera notable: el anticatalanismo y las descargas de tensión muscular en forma de pedrada o garrotada. La bandera azul, bufandas del mismo color, y una pancarta negra sobre la que figura una calavera son sus distintivos. La cruz gamada y la conversión de la s final de Yomus en ss adornan numerosas paredes de la comarca de l’Horta. Las jaculatorias Puta Barça, puta Cataluña, recitadas con síntomas de disfuncionalitades suprarrenales, son su rito de constitución grupal. También en alguna ocasió han aclamado el caudillo blavero González Lizondo (ver Levante, 22-11-1987, p. 49). El interlocutor de los Yomus con el club es Antonio Carlos Serrano, conocido por el Abogado, de 26 años [en el año de escribir este libro, 1987], licenciado en derecho, ha hecho masters en asesoría jurídica de empresas y hace clases de judo. “No me considero fundador de los Yomus ?prosigue Antonio Carlos? aunque sí uno de los fundadores y líderes del grupo”. (Las Provincias, 4-3-1987, p. 59) Veamos cóm este líder ultra expresa su actitud de totalitarismo blavero, en relación con unas agresiones de los Yomus a los seguidores del Castelló C.F.: “Desconozco qué es lo que pasó. No creo que fuese gente nuestra. Lo que ocurre es que en Castellón nos recibieron muy mal y, además, me han contado que se presentaron en Mestalla con cuatribarradas. Eso no se puede tolerar. No quiero justificar la violencia pero hay que reconocer que venirse a Valencia con cuatribarradas es provocar y calentar la sangre”. (Las Provincias, 4-3-87, p. 59). Un aspecto que denota el carácter de la militancia blavera e hispanofascista de los ultras del València C.F. es que su violencia se ha dirigido de manera casi exclusiva contra los equipos de nuestra área lingüística: Elx, Hèrcules, Castelló, Figueres, Barcelona, Espanyol, etc. Veamos algunas informaciones: “Una hora después del encuentro Valencia-Elche se produjeron desagradables incidentes callejeros no sólo junto al recinto deportivo sino a considerable distancia, donde hubo grupos que esperaron el autocar del Elche, al que apedrearon, como habían hecho con el coche del colegiado. La policía que apenas intervino en las refriegas fue insultada con gritos de «¡asesinos!»”. (Las Provincias, 27-1-1987, portada) “Una bola de hierro lanzada desde la grada golpeó al árbitro”. (Levante, 27-2-1987, p. IV) “En la primera vuelta, el autobús del filial barcelonista fue brutalmente apedreado en la salida de Valencia cuando la expedición [...]”. (Levante, 14-2-87, p. 33) “Dos autocares con matrícula de Castellón que transportaban hinchas del equipo albinegro fueron apedreados al final del partido a la salida de Valencia. [...] Desde la avenida de Aragón hasta la avenida de Cataluña, todo aquel autobús o turismo que llevara matrícula de Castellón era sistemáticamente apedreado. [...] Con el rostro tapado por bufandas, pañuelos o pasamontañas, calzando zapatillas la mayoría y enarbolando enormes banderas cuyas astas eran de hierro afilado en sus extremos, jóvenes que no sobrepasaban los 15 años se amparaban en los Yomus como primera línea de combate para ir cargando el ambiente. Un autobús de Castellón fue atacado y retenido en el parking de la avenida de Aragón hasta que apareció una bandera robada. Pero no fue suficiente. Minutos después, apenas un kilómetro después, amparándose en la oscuridad, llegaban las piedras”. (Levante, 24-2-87, p. V) “Un joven de 14 años, cuyo nombre corresponde a las iniciales L.C.T. fue detenido por la policía nacional en el transcurso de los diversos incidentes que se produjeron al concluir el encuentro Valencia-Hércules. Un elevado número de dotaciones policiales escoltó a los diversos vehículos de seguidores alicantinos [...]. A la altura de Cardenal Benlloch ?las escoltas se realizaron hasta la pista de Silla? un vehículo matrícula A-3258-A fue apedreado sufriendo rotura de lunas [...]. Por otra parte, hubo diversos incidentes antes del comienzo del partido. Un grupo de unos 300 seguidores valencianistas ?algunos de estos con el rostro cubierto? lanzaron petardos contra aficionados del Hércules”. (Las Provincias, 24-3-87, p. 31) “Por otro lado, fuentes del club blanco han anunciado que los tres jóvenes detenidos cuando apedrearon el autobús de la U.E. Figueres en las afueras de Valencia, tras jugar en el Luis Casanova, el pasado 21 de octubre, no son socios del club ni tampoco pertenecen a la conocida peña Yomus”. (Levante, 11-4-87, p. 31) No obstante, la valoración que de los Yomus realizan miembros de la directiva del València C.F., es globalmente favorable a los ultras. Veamos algunas opiniones formuladas para ser publicadas por los medios de comunicación. Arturo Tuzón afirmaba: “Sin embargo los ultras del Valencia hasta el momento no nos han causado ningún problema y eso lo agradece el club, ya que apoyan al equipo en casa y fuera y eso hay que tenerlo en cuenta”. (Levante, 27-11-86, p. 53) El secretario general del club, Alberto Miguel, declaraba: “[...] de momento la peña Yomus está controlada y su comportamiento no perjudica al club”. (Levante, 27-11-86, p. 53) Por su parte, el presidente del Mestalla (filial del Valencia C.F.) José Moret, manifestaba: “Al único que tenemos localizado es al “Abogado”. [...] Los demás prefieren mantenerse en el anonimato. Las entrevistas que he mantenido con ellos han llegado a ser curiosas, simpáticas y agradables”. (Las Provincias, 4-3-87, p. 59) En el mismo artículo de prensa anterior, se puede leer: “La semana pasada José Moret andaba buscándolos porque «queríamos que animasen al Mestalla en su partido con el Olímpic de Xátiva». Los contactos Yomus-directiva abundan: “En más de siete ocasiones ha mantenido contactos con la directiva del Valencia [se refiere al Abogado], en especial con Arturo Tuzón y Alberto Miguel”. (Las Provincias, 4-3-87, p. 59) “El vicepresidente del Valencia José Domingo y el presidente del Mestalla, José Moret han sido dos de los directivos que con frecuencia se han entrevistado con los Yomus”. (Las Provincias, 4-3-87, p. 59) La directiva les da apoyo económico y logístico: “Desde el comienzo de la temporada nos regalaban cinco entradas para los Yomus más necesitados”. (Declaraciones del Abogado a Las Provincias, 4-3-87, p. 59) “De vez en cuando la directiva nos pone un autobús y ya está, como el día de Alicante”. (Declaraciones de un Yomus a Levante, 24-2-87, p. V) “[...] Deseaban que el club les ayudara a financiar una bandera de esas gigantescas, que se despliegan en la grada, por encima de los espectadores. Creo que tiene unas dimensiones de 40 por 20 metros. Les dije que me trajesen el presupuesto y no lo han hecho [...] es casi seguro que les ayudaremos a comprarla”. (Manifestaciones de José Domingo Ibáñez a Las Provincias, 4-3-87, p. 59) Hermanados en la promoción del blaverismo, y en la devoción anticatalanista, simbióticos y complementarios en la tarea de subir a los palacios o bajar a las barracas, Yomus y directiva comparten alguna cosa más que una supuesta afición a determinado equipo de fútbol: la devoción por el partido blaver regional y por su adalid Lizondo. Los mismos días en que celebraban la vuelta del equipo a primera división, lo manifestaron bien claramente, cada uno a su manera y en su lugar. Acto primero, domingo día 21 de junio de 1987, por la tarde, en las puertas del Ayuntamiento de València: “Una piedra de considerables proporciones rompió uno de los cristales de las puertas que dan acceso al balcón principal del Ayuntamiento, poco después que las autoridades allí reunidas [...] se retirasen. Entre los cinco mil reunidos a la puerta del ayuntamiento, estaba la peña Yomus prácticamente al completo. Desde antes de la llegada de los dos autocares que desplazaron a la representación valencianista desde Mestalla a la Casa Consistorial, estuvieron profiriendo gritos contra el Barça, Cataluña y sobre todo contra el alcalde. A Pérez Casado le dijeron “Alcalde, cabrón, eres maricón”; “Pérez Casado, eres hijo de...”; “Pérez Casado, el PSOE se ha acabado”. Y entre estos gritos intercalaron el saludo de la peña, un himno juvenil inconformista, así como otros vítores a Unión Valenciana, cuyo líder asistía impasible al espectáculo desde dentro de la casa consistorial”. (Levante, 23-6-87, p. 38) Acto segundo, día 22 de junio de 1987, ya por la noche, en la sala Xúquer, donde se realizaba una cena-homenaje, al València C.F.: “Destacó entre los asistentes Carmen Flores ?madre del jugador del Valencia C.F., Quique?. La mesa presidencial estuvo encabezada por el primer mandatario del Valencia, Arturo Tuzón, flanqueado por su señora y la de Alfredo di Stefano [...]. Iniciada la cena hizo su aparición ?obviamente con retraso? el líder de Unión Valenciana, González Lizondo. Cuando los asistentes se percataron de su presencia, saltó la primera gran ovación de la noche, a la que tuvo que corresponder González Lizondo con el obligado saludo, antes de ocupar su mesa”. (Las Provincias, 24-6-87, p. 52) |