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Blaverismo y PSOE

Dentro del complejo e interrelacionado mundo del blaverismo, faltaba una pieza sin la cual no se explica este fenómeno y, sobre todo, su pervivencia hasta la actualidad. Y éste es el papel del PSOE en toda esta historia.

El PSPV durante la transición era un partido que asumía mínimos nacionalistas

Partimos de la base de que en el PSOE de la transición estaba integrado el PSPV, que era un partido claramente nacionalista. Así pues, podemos decir que el PSOE de la transición, en el País Valenciano, defendía ciertos postulados nacionalistas, como la bandera cuatribarrada para el País Valenciano, que conseguieron hacer oficial entre 1978 y principios de 1980, con el escudo del Consell Preautonòmic (Consejo Preuatonómico) en el medio.

Bien es cierto que el PSOE, durante los inicios del blaverismo fue objectivo preferente de las iras blaveras, pues era acusado repetidamente de “catalanista”. De esta manera, destacadas personalidades del PSOE de entonces sufrieron agresiones y amenazas blaveras, como el ex-alcalde de València Ricard Pérez Casado, o el presidente de la Generalitat Preautonómica Josep Lluís Albinyana. Especialmente agresivos contra los socialistas han sido siempre los blaveros en la llamada "procesión cívica" del 9 de Octubre por la mañana, donde dedican toda clase de insultos y amenazas a los socialistas destacados presentes, cosa que por cierto continúan haciendo en la actualidad.

Procesión cívica del 9 de Octubre, donde los socialistas han de aguantar toda clase de insultos por parte de los blaveros, contra los cuales increíblemente no hacen nada.

Pero la destitución y marginación política de Albinyana en el año 1980, que a los ojos del PSOE madrileño era demasiado nacionalista, nos empieza a indicar las claves de la posterior evolución del PSOE. De esta manera, dentro de las complejas negociaciones que llevaron al Estatuto Valenciano, siempre se ha hablado del “pacto” entre Alfonso Guerra por una parte, y Abril Martorell y Emilio Attard por otra, para la forma final del Estatuto valenciano, donde se recogía toda la simbología blavera.

Durante los años en que gobernó el PSOE la Generalitat Valenciana (1983 - 1995), este partido, no sólo aceptó toda la simbología blavera como propia, sino que en cierta manera, no hizo nada para combatir el blaverismo. La única cosa positiva que hizo el PSOE en esos años fue defender la ortografía de las Normas del 32 como oficial e introducir la lengua en las escuelas (muy lentamente y con muchas precauciones, todo sea dicho). Siempre se ha hablado de la ”ambigüidad calculada” que el PSOE utilizó durante aquellos años respecto al blaverisme. Ello tiene una triple explicación:

1. Por una parte, el blaverismo era un ataque directo al nacionalismo, que de esta manera quedaba, por así decirlo, debilitado. Y no olvidemos que el nacionalismo valenciano era un rival de votos directo respecto al PSOE.
2. La presencia de los blaveros estructurados como partido político (Antes Unión Valenciana y después Coalición Valenciana) suponía dividir y enfrentar a la derecha valenciana.
3. Por otra parte, ante el “miedo” que la derecha valenciana, con la ayuda del blaverismo llegara algún día al poder, mucho voto nacionalista se desviaba hacia el PSOE. Es el llamado “voto útil”. Y este fenómeno se daba y se continúa dando.

La introducción de la lengua normativa en las escuelas fue la única cosa positiva que hizo el PSOE cuando gobernó la Generalitat en cuanto al aspecto nacional.

Otro elemento que demuestra cómo el PSOE dio y ha dado cancha al blaverismo lo tenemos en el diario “Levante-EMV”. Este diario formaba parte de la “Prensa del Movimiento”. Pero cuando esta prensa se disolvió durante la transición y fue subastada a principios de los 80, medios afines al PSOE adquirieron este diario. Pues bien este diario ha dado desde siempre una cierta propaganda al blaverismo. Bien es cierto que no ha sido tan descarada com la que hacía “Las Provincias” cuando lo dirigió María Consuelo Reyna, pero esta propaganda ha estado presente. Sin ir más lejos, durante la movilización blavera del 27 de noviembre de 2004, protagonizada por "Coalición Valenciana", aunque este partido evidentemente infló las cifras y hablaba de más de medio millón de asistentes, las observaciones más realistas hablaban de entre 15-25.000 asistentes. Pues bien, el diario "Levante" dio todo el tiempo por supuesto que habían participado más de 40.000 personas. Es decir, hizo una estimación al alza. Por otra parte, antes con Unión Valenciana y después con Coalición Valenciana, est diario ha dado propaganda a cualquiera de sus iniciativas, y se hace eco incluso de las noticias más absurdas en relación con esos partidos, lo cual no hace con otros partidos minoritarios.

Esta estrategia, tan maquiavélica, no pudo impedir que la derecha valenciana llegara al poder en la Generalitat Valenciana en 1995, con la ayuda de los blaveros, debido a las presiones del empresariado valenciano, lo cual cristalizó en el llamado “pacto del pollo”.

Alfonso Guerra fue uno de los principales artífices del Estatuto de 1982, que recoge toda la simbología blavera.

Desde entonces, el PSOE mantiene una confusa estrategia, basada en el miedo y en las cesiones a las bravuconadas de la derecha valenciana. La prueba más evidente de ello ha sido el nuevo Estatuto de Autonomía valenciano de 2006, en el que han cedido a todo lo que quería la derecha valenciana. Y respecto a los “dogmas” blaveros, tenemos que no sólo se acepta la bandera blavera de nuevo, sino que se elimina la referencia al término “País Valenciano” que aparecía en el preámbulo del Estatuto de 1982, y se habla más de 20 veces de ”idioma valencià”. La única esperanza respecto a la lengua es que se establece la Academia Valenciana de la Lengua como ente normativo valenciano único, lo que impedirá taxativamente la imposición de ortografías blaveras en el futuro, dado que en esta Academia, los académicos partidarios de la unidad de la lengua son mayoría.